Consecuencias
Los programas transforman internamente el formato DD-MM-AA a AAMMDD para poder restar, sumar, o comparar una fecha con otra. Cuando lleguemos al 1 de enero de 2000, 000101 será inferior a 991231, un siglo antes, en vez de un día más tarde.
Citemos algunas de las consecuencias típicas sobre los equipos:
1. Los bancos pagarían intereses en vez de cobrarlos.
2. Los ancianos se admitirían en Pediatría, y los bebes en Geriatría.
3. Todos los permisos de conducir estarían caducados.
4. Los supermercados rechazarían todas las mercancias por caducadas.
5. Los delitos habrían prescrito, y las multas quedarían en el olvido.
6. El mantenimiento preventivo de los aviones no se realizaría en su fecha.
7. Los ficheros de seguridad de los ordenadores se borrarían estando en vigor.
8. Los medicamentos serían todos sospechosos.
9. Y un largo etcétera...
El problema, desgraciadamente, no se ciñe a la informática de gestión. La programación de semáforos, de ascensores, la fecha impresa automáticamente en los fax, la programación del vídeo, la agenda electrónica, tantas cosas cotidianas, podrían perturbarnos. Aunque en la mayoría de los casos no se producirá un desastre, el prestigio de quien se deja sorprender por el efecto 2000 se verá afectado. ¿Quién no pierde la confianza en un banco o un fondo de pensiones que comete un error?